EL TRATAMIENTO INICIADO ESTÁ PROVOCANDO MUCHOS PROBLEMAS

Un dicho inglés dice «no pain, no gain» (sin dolor no hay ganancia), es decir, sin efectos adversos es difícil que se gane algo. No es precisamente así.

A veces, los tratamientos anticancerígenos, incluidos regímenes muy agresivos de 2-3 quimioterapias, provocan pocos efectos adversos. Y el paciente se queja del hecho de que le habían pronosticado días duros debido a que probablemente se habrían manifestado dolores, diarrea, náusea, vómito, caída del cabello, escozor en la boca, erupciones cutáneas, etc. y estas son todas cosas que se no han producido luego, o casi.

Otras veces, el médico había explicado que el régimen de tratamiento elegido podría tolerarse mucho mejor y, por el contrario, el paciente tuvo que ir a urgencias debido a las complicaciones de los efectos adversos arriba descritos, quizás con la complicación de infecciones superpuestas.

Esta variabilidad de la toxicidad tiene el mismo motivo de la variabilidad de la eficacia de los tratamientos. Todos somos diferentes y todos los cánceres son diferentes. Las distintas toxicidades dependen de cómo estemos hechos internamente: algunas personas pueden estar predispuestas a no eliminar bien los medicamentos administrados; por eso, adolecen en exceso de efectos adversos. El problema sigue sin resolver. Se puede, pues, anticipar que el medicamento «x» e «y» tienen en general, este o el otro efecto adverso en un porcentaje de 10-20…50 % de los casos, pero es imposible estar seguros de que en ese paciente específico se producirá ese efecto adverso concreto.

Tanto en el caso de la previsión de la eficacia de un medicamento como en el caso de la previsión de más o menos gravedad de los efectos adversos, no existen pruebas fiables capaces de esta previsión sobre base individual.

En realidad, algunas pruebas existen, pero su eficacia es muy controvertida y hay que estar atentos a no «perderse» en hacer pruebas cuya fiabilidad e importancia es limitada. Cuando se proponen estas pruebas, hay que profundizar la cuestión preguntándole al médico si es totalmente necesario hacerlo o no.

Cuando se desarrolla una fuerte toxicidad, es posible que un paciente no pueda repetir más el ciclo de tratamiento. En estos casos, existen directrices internacionales que, dependiendo de la gravedad del efecto adverso, prescriben el reenvío del ciclo de tratamiento, la reducción de la dosis del medicamento o incluso imponen la interrupción de ese tratamiento y el cambio de la terapia. Los efectos adversos más frecuentes de la quimioterapia se indican en la tabla siguiente. Los de la hormonoterapia y de las terapias biológicas en general son más difuminados y raros. En este sitio se reserva poco espacio al tema de los efectos adversos ya que este tema se cubre de la manera adecuada en muchos sitios dedicados.

Efecto adversoComentario
Alopeciasiempre es reversible, es decir, el pelo crece «siempre».
Náusea y vómitosu gravedad ha mejorado mucho en los últimos veinte años con el descubrimiento de muchos medicamentos antivómito.
Diarreael peligro está en la posibilidad de deshidratación si las pérdidas de líquidos no se reemplazan de la manera adecuada (normalmente por vía intravenosa).
Mucositis orales decir, llagas en la boca; provoca fuerte escozor en la boca y puede complicarse con el muguet que precisa el tratamiento con medicamentos antifúngicos. También puede producir mucho dolor que impide al paciente alimentarse.
Fiebrereacción muy común: en general, se controla con solo paracetamol.
Neurotoxicidades decir, hormigueo a los pies, a las manos, sensaciones de «partes muertas», etc. En general, es una toxicidad tardía y acumulativa: es decir, se produce solo después de varias semanas o meses de tratamiento, pero puede prevenirse solo con la reducción de la dosis y la suspensión de los tratamientos porque no existen terapias. Solo se puede esperar.
Dolores muscularesen general se controlan con paracetamol, siempre reversibles.

La presencia de efectos adversos tiene dos consecuencias prácticas muy importantes para los pacientes y sus seres queridos: las ansias justificadas de no poder seguir los tratamientos «como se debería» y las largas esperas en los hospitales de día donde se realizan los tratamientos.

Posponer los ciclos de terapia, o hacerlos con dosis reducidas por la presencia de efectos adversos, genera aprensión de que el tratamiento no funcione porque se intuye que no se reciben exactamente las dosis prescritas a los intervalos previstos. Esta intuición es incorrecta. Y es importante corregirla precisamente por el ansia que puede generar. El paciente que ha tolerado mal las dosis recomendadas no representa, evidentemente, la media, y para él las dosis estándares son demasiado altas. Una reducción de las dosis supone las mismas probabilidades de funcionar que tienen las dosis normales para la media de los pacientes. Sin embargo, está claro que si los medicamentos tienen que interrumpirse ya durante la primera administración por la toxicidad excesiva, no se puede esperar beneficio y el tratamiento tiene que cambiarse.

La segunda consecuencia de los efectos adversos de los tratamientos antitumorales es la logística: para seguir los ciclos de terapia en los hospitales de día, los médicos tienen que controlar dos parámetros en los pacientes.

  1. Los tratamientos mismos no tienen que comprometer los órganos vitales. Y esto se puede controlar mediante los análisis de sangre repetidos con cada ciclo de terapia (y a veces también la primera). Es clásico el caso de los glóbulos blancos y de las plaquetas, que son el blanco preferido y más frecuente de los efectos adversos de las quimioterapias. El paciente no se da cuenta de valores incluso muy bajos de estos dos parámetros, pero reciclar los tratamientos en estas condiciones es peligroso: glóbulos blancos demasiado bajos (por debajo de 1000) predisponen a complicaciones de infección y plaquetas demasiado bajas (por debajo de 30.000) predisponen a hemorragias). Hay que esperar. (No siempre es eficaz la administración subcutánea de factores de crecimiento que aceleran la recuperación de los glóbulos blancos y, por tanto, no siempre es recomendable).
  2. Cuando se ha controlado que los resultados de los análisis de sangre son buenos, es necesario hablar con el paciente para ver si, pese a que los análisis de sangre indican que el órgano funciona bien, no se han presentado aún efectos adversos que se agravarían si los tratamientos no se pospusieran o redujeran. Efectivamente, efectos adversos, como por ejemplo la llagas en la boca (escozores en la boca) o la diarrea, pueden ser muy molestos para el paciente en presencia de análisis de sangre perfectamente normales.

 

Esta es la razón por la que en los hospitales de día oncológicos se espera tanto para realizar los tratamientos:todos estos controles de los análisis y de los pacientes son esenciales.

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