Una de las preguntas más frecuentes de los enfermos y familiares tiene que ver con la disparidad de prescripción de pruebas durante el seguimiento entre un médico y otro. No tiene mucho sentido que un médico prescriba como seguimiento muchas pruebas cada tres meses y otro casi ninguna cada seis meses o solamente una visita anual sin ninguna prueba.
Hay una fuerte atenuante para esta situación confusa, fuente de frustración y reivindicaciones: el seguimiento tiene un valor sobre todo psicológico, raramente sustancial. Efectivamente, el diagnóstico precoz de recaída es muy poco útil si se considera que representa el crecimiento de células metastásicas diseminadas antes de la cirugía, FIGURA 13.
Por tanto, si haciendo muchas pruebas muy cercanas se puede llegar a desvelar pocas metástasis cuando aún son pequeñas, esto no cambia de hecho la situación con respecto a retrasar este diagnóstico de 2-6 meses. Efectivamente, las metástasis visibles son solo la punta del iceberg de muchas otras que, de todas formas, aparecerían a lo largo del tiempo, FIGURA 14.
Por el mismo motivo, generalmente no tiene sentido operar para extirpar «completamente» las metástasis. Pocos meses después aparecerían otras y empezaríamos de nuevo, con un paciente debilitado por otra cirugía que habría resultado inútil. (POR QUÉ LAS METÁSTASIS NO SE OPERAN CASI NUNCA).
Como veremos, existen excepciones a esta regla que contradicen este «dogma» de la incurabilidad de las recaídas. (HAY METÁSTASIS A DISTANCIA OPERABLES).
Lamentamos ilustrar un concepto y después contradecirlo en esta página para pacientes y sus familiares, citando las excepciones. Pero es precisamente por eso que la materia es tan compleja y justo por esto que son necesarios los especialistas.
En conclusión, en general se recomienda hacer seguimiento tanto por motivos psicológicos (tranquilización), como por perseguir las excepciones que gracias al diagnóstico precoz de recaída resultan aún curables.