Un cáncer se puede tratar con cirugía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia y terapias biológicas. El cirujano se ocupa de las operaciones. El radiólogo se ocupa de los distintos tipos de radioterapia (y el especialista de medicina nuclear de la terapia con radioisótopos); el oncólogo médico se ocupa de los tratamientos médicos.
En general, el médico oncólogo coordina también el trabajo del cirujano y del radiólogoconsultándoles cuando es necesario.
Y viceversa, los otros dos profesionales consultan al oncólogo cuando es necesario. Además de ejecutar la cirugía o la radioterapia, el cirujano y el radiólogo dan su indicación, la factibilidad técnica, los modos y los tiempos. Tras esta información, el oncólogo puede cambiar el programa que había considerado inicialmente y lo mismo sucede con los cirujanos y los radiólogos.
En esencia, es evidente que el programa terapéutico se realiza en grupo: en términos técnicos, este debate colegiado de los tres especialistas, al que se puede añadir el radiólogo que realiza la intervención, el senólogo, el neumólogo, etc., que va bajo el término de tratamiento multidisciplinar del paciente.
Existe un fuerte consenso internacional sobre el hecho de que los mejores resultados para el paciente se alcanzan cuando el tratamiento lo ha planificado el equipo multidisciplinar.
Sin embargo, existe la necesidad de que alguien mantenga el control de todas las indicaciones que proceden de todos los especialistas y que las comunique y explique al paciente. En general, esta tarea la desempeña el médico oncólogo, precisamente por su papel específico de seguir al paciente durante toda la enfermedad.
Es muy importante tener confianza en el médico que controla y dirige a todo el equipo durante las distintas fases de la enfermedad. Puede suceder que la confianza se pierda. En este caso, es mejor cambiar de médico.