EL MIEDO ESTÁ MOTIVADO

En el caso de que el miedo esté motivado, sobre la base del miedo de tener o desarrollar un cáncer, existe una de las tres condiciones siguientes:

  1. un síntoma preocupante;
  2. un análisis alterado;
  3. o simplemente, el hecho de tener un historial de cáncer en la familia.

 

No existe una jerarquía de importancia entre las tres condiciones. Las tres pueden ser fuente justificada de aprensión con la necesidad correspondiente de actuar. Pero la persona afectada puede simplemente interpretar mal condiciones o aumentarlas, cuando en realidad no existe el mínimo peligro y solo necesita que le tranquilicen.

Por tanto, ¿qué es lo que marca la diferencia entre las dos condiciones? ¿Qué es lo que induce al médico a actuar o a tranquilizar? ¿Cuándo está justificado preocuparse?

La respuesta a estas preguntas se encuentra en la calidad y en la entidad de la «señal de peligro» en cuestión. Efectivamente, cada uno de los problemas (síntomas, análisis y familiaridad) pueden tener un cierto «ruido de fondo», es decir, pequeñas variaciones con respecto al estado normal que no significan nada relevante o peligroso. Es solamente cuando una de estas condiciones produce una señal muy precisa, indiscutiblemente separada del «ruido de fondo», que hay que preocuparse, (FIGURA 1). 

Fig.1 ruido de fondo – señal: distinguir lo que es preocupante de lo que no lo es Fig 1. Cualquiera de nuestros trastornos o síntomas puede representar pequeñas variaciones con respecto a la normalidad, pero esto no significa que sea peligroso. Un poco de lumbago, el cansancio o una torticolis no tienen que hacer pensar inmediatamente en el cáncer. Solo hay que preocuparse cuando una de estas condiciones adquiere proporciones diferentes de «lo normal». Es el caso, por ejemplo, de un dolor de espalda que no acaba de pasar y empeora cada vez más en unas semanas, o problemas fuera de no normal como sangrados que no son la menstruación o sangre por la nariz. Estas condiciones representan auténticas señales que no han de descuidarse, sino que hay que investigar con pruebas apropiadas.

Comprender esta diferencia entre el ruido de fondo y una señal neta es tarea del médico, pero si los pacientes poseen unos conocimientos mínimos de estos conceptos básicos de medicina, esto facilita el trabajo de quienes se ocupa de ellos.

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