¿CUÁLES SON LAS PRUEBAS DE ESTADIFICACIÓN?

El examen de estadificación más usado es la TAC (tomografía axial computarizada) que puede realizarse para explorar cualquier parte del cuerpo (cerebro, tórax, abdomen y pelvis, entre otras).

Para completar esta prueba radiológica pueden emplearse también la resonancia magnética, la gammagrafía ósea, la PET, etc. Cada una de estas pruebas «añade algo» a la TAC y a veces estas profundizaciones son irrenunciables. Es el caso de la PET para el cáncer de pulmón, de la resonancia magnética para los tumores de hígado y de la próstata y de la gammagrafía ósea para los tumores de próstata y de mama.

Las pruebas para estudiar los distintos órganos del cuerpo se eligen en función de la probabilidad que el tipo de tumor específico dé metástasis a un cierto órgano en vez de a otro (QUÉ SON LAS METÁSTASIS). Por lo tanto, para estadificar cierto tumor se estudian solo algunas zonas del cuerpo con pruebas específicas, no todos los órganos.

Algunas sedes de metástasis son muy difíciles de visualizar con la imagenología normal, incluida la PET. Por ejemplo, el peritoneo ( la membrana que recubre el vientre interior): a veces se llega a la cirugía (laparoscopia) para estar seguros de la ausencia de metástasis en esta zona, antes de proceder con la extirpación del tumor primitivo. Es el caso del cáncer de estómago y de ovario que, muy frecuentemente, metastatizan en el peritoneo sin dar otras señales radiológicas de metástasis.

Por fin, a veces son necesarias pruebas de imagen ejecutadas durante procedimientos endoscópicos: ejemplos buenos de estos métodos de estadificación son la ecoendoscopia para el cáncer de esófago y la ecografía transvaginal y transrectal para los cánceres de útero y de próstata.

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