A VECES, NI SIQUIERA LA BIOPSIA DA LA CERTEZA

A veces, pese haberse realizado la biopsia para tener la certeza diagnóstica, el resultado no aclara nada. Este concepto no es inmediatamente comprensible a las personas ajenas al mundo médico y genera una irritación muy comprensible, sobre todo considerando que se ha llegado a realizar una biopsia porque las cuatro dimensiones clínicas del diagnóstico indicaban la posible presencia de tumor (TENER UN DIAGNÓSTICO CIERTO). De modo que, después de haber esperado el tiempo para que se colore la muestra y poder leer las preparaciones, se escucha «no ha dicho nada». ¿Cómo es posible esto?

Dependiendo de lo fuertes que fueran las señales clínicas de las 4 dimensiones antes de la biopsia, esta situación de «resultados inconcluyentes» puede reflejar dos condiciones.

  1. Que hay un auténtico «falso negativo», esto es, que el tumor existe, pero la biopsia no lo confirma. A su vez, esto puede estar provocado por el hecho de que:

    1. La lesión era tan pequeña en una zona tan difícil de alcanzar que el operador no la ha centrado. No siempre quien toma la muestra consigue tomar una muestra representativa de la enfermedad.
    2. Se ha tomado una zona del tumor donde no había células tumorales. Se recuerda que un nódulo tumoral está hecho de células tumorales, pero también de células inflamatorias, inmunitarias, tejido conjuntivo, etc. En algunos cánceres, como el del páncreas, ¡la proporción entre células tumorales y no tumorales puede ser de hasta 1/100!

  2. Que sea un «auténtico negativo», es decir, que a pesar de las otras sospechas, en realidad no hay de verdad cáncer. Se trata de una condición de auténtico negativo, y en este caso el diagnóstico de sospecha antes de la biopsia no se ha confirmado. En estos casos raros, la utilidad de la biopsia ha sido máxima ya que ha disipado la fuerte sospecha de cáncer devolviendo al paciente la serenidad de salud plena.

 

Los falsos negativos provocan frustración en los pacientes porque el problema del diagnóstico sigue bloqueando las decisiones. En estos casos, nos encontramos frente a tres posibles soluciones:

  1. repetir la biopsia, quizás con técnicas más invasivas;
  2. esperar a que la situación evolucione confiando que el tiempo pueda desbloquearla. Es un modo lento e indirecto para excluir el cáncer; si la lesión crece con el tiempo es la prueba de que hay cáncer, y se podrá intentar hacer otra biopsia; en caso contrario, se seguirá esperando y confiando que el problema no sea de naturaleza tumoral.
  3. renunciar a la biopsia y decidir de todas formas empezar la terapia confiando en el hecho de que las cuatro dimensiones clínicas del diagnóstico dan una sospecha bastante fuerte para «estar seguros». Esto puede parecer ilógico y contradictorio. Efectivamente, si existían indicaciones para realizar la biopsia y esta no ha dado resultados, habría que repetirla. Pero si esta decisión conllevara a su vez más sufrimientos y sobre todo más retrasos para el paciente.

 

Estas son las situaciones complejas de la oncología que solo el médico especialista puede explicar, caso por caso, y tomar las decisiones mejores según el paciente y sus personas queridas.

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